3.6.11

Welcoming winter

Y llega el estado invernal tan culpable de la creación de este blog. Llegan las infusiones calientes. Las camas arropadas hasta el hartazgo. Las cremas de cacao para los labios fácilmente palpables. Las canciones románticas en un ambiente cálido. Los guantes, las estufas.
Todo lo que, en un día de verano o primavera, hasta en otoño, es perfectamente superable emocionalmente, en invierno es una tortura. Quedarse un viernes adentro es mortífero, porque previsiblemente con este frío las salidas no son tanto a revolear el culo a un boliche a la orilla del río, sino al cine y después a hacer cucharita.
Entonces... cuando, en un viernes de verano en el que no salís, pensas: 'No, ya está, se va al carajo... estoy muy cansada me voy a dormir con el aire acondicionado a full y que la joda quede para mañana'; en contraposición, una noche de viernes en invierno, en la que no salís, pensas: 'Me voy a ir a dormir sola, con este frío angustiante, sin reventarme ni con una gota de alcohol, teniendo que prender la estufa, yendo hacia ella como una vieja en su ocaso de vida: pantuflas, pasos vagos arrastrando los pies, buzos largos desfiguradores y ojeras)'.
Todo se ve un poco más feo. Bienvenido invierno. Aquí te recibimos, junto a la caja de pañuelos descartables y las batalla de olvidar las viejas heridas, perdida.

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