12.8.12

Tipo 1 y tipo 2

Existen dos tipos de personas: las personas que pueden sentarse en una playa, solos, por horas y las personas que no, porque pensamos. Pensamos todo, no podemos evitar pensar en todo. Calcular, estimar y sacar hipótesis acerca de lo que es, pudo ser o será. Necesitamos respuestas, resultados, indicios. No podemos vivir sin pensar que es lo que pasa. Nos daña la ansiedad, los nervios, lo que sea.
Les presento a las personas del tipo 1 y las personas del tipo 2. Yo soy una persona del tipo 2.


Más difícil que mantener satisfecho a un otro, es mantenerse satisfecho a uno mismo. Somos tan incapaces de definir que queremos realmente que nos vamos tropezando con cuanta cosa creemos querer y nos encaprichamos con eso. O hasta nos obsesionamos. Cuando, finalmente, lo obtenemos, ya estamos queriendo otra cosa.
Separar necesidad de deseo es algo que nunca sabré como hacer. Es difícil hacerlo cuando hay una sociedad por detrás intentando coartar lo que esta o no esta bien para ellos.
Es inminente que si has crecido entre un grupo de amigas que estuvieron toda su vida en pareja, y vos no lo estás, seas el bicho raro. O al revés.
Si toda tu vida estuviste rodeada de amigas en pareja, es probable que lo que conozcas como normal es eso y estar sola te hará sentir como "la que no puede".
Si fuera al revés, y todas tus amigas o conocidas están en su mayoría solteras y tu no, también sufrimos. Y volvemos a ser "la que no puede".

Estar tan determinados por lo que nos rodea y por el momento que vivimos es frustrante.
Es saber que cada cosa que hagas no surgirá efecto porque siempre habrá una factor x que destruirá tus planes y te hará volver a sentir miserable.

Lo que es complicado es mantener la fuerza, si nunca sabemos si estamos yendo para el lado correcto. Es ese "¿y si no era?" "¿y si sí era?".
¿Y si sí era el amor de mi vida y lo estoy dejando ir?
¿Y si al intento siguiente iba a ceder?
¿Y si en realidad no era la decisión correcta?
Y así... La duda, el miedo, la inseguridad, la necesidad de certezas que se repiten como un loop interminable de fracasos, todos igual de dolorosos, por algo que nos ciega completamente: La ilusión, la esperanza, la maldita idealización.

Esperar que alguien cambie, esperar que alguien nos ame, nos quiera más, valore, respete. Una pareja, un padre, un hermano, un amigo, un hijo que no nos trata como merecemos ya basta para tirarnos al piso y dejarnos abofetear porque no podemos dejarlo, ni pedirle que cambie.
Nos levantamos todos los días y somos felices, tan sólo por ese segundo que no sabemos bien donde estamos, hasta que recordamos ese dolor que nos vacía el alma como una aspiradora de porquería que se queda con todas las ganas de levantarse y de vivir.
No se ve cerca ni clara la solución o manera de solucionarlo. Cómo se dice "adiós" tan fácilmente si hay una pequeña (o MUY GRANDE) parte dentro que nos grita: TODAVÍA HAY UNA CHANCE DE... Y el tiempo la va apagando y todo vuelve a la rutina de nuevo, hasta que algo más te vuelve a provocar ese dolor.
Hay quienes no estamos preparados para aceptar que los vínculos tienen tanto de dolor, como de alegría. Es simplemente inaceptable saber que sufriremos así o peor muchas veces más a lo largo de nuestra vida y que, lo más probable, es que por culpa de cometer los mismos errores.

Lo peor de todo es que nos odiamos por como somos, y cuando nos cruzamos con las personas del tipo 1, que viven hoy hoy hoy, nos volvemos fan de ellos, los admiramos (es simplemente no entender como hacen para que todo les importe tan poco - o al menos eso es lo que pareciera-) y, tristemente, los imitamos.
Los imitamos lo más que podemos, mientras todo lo que hacemos nos hace ruido, aguantamos lo más que podemos: una semana, un mes, un año. Yo no aguanto ni 2 días.
Hasta volver a ser lo que somos, gente que le gusta planear, pensar, tener todo bajo control. Lo no planeado nos asusta.

Todavía no estoy segura de que las personas del tipo 1 sean las realmente felices, pero desde mi mirada medio trágica del mundo creo que sí. Nosotros, tipo 2, vamos esperando que las cosas pasen y las imaginamos tanto tiempo en nuestras mentes que cuando ocurren, por supuesto, nunca son suficientemente lindas, o pomposas como las soñamos. O peor, NUNCA PASAN.Trágico, no?

Siempre pensé que las personas del tipo 1 y las personas del tipo 2 marcan su gran diferencia, ante un tipo de situación: Cuando son abandonadas por alguien querido, las personas del tipo 1 corren a buscarlos para agotar todo tipo de chance, y si no funciona algo las hace estar tranquilas de que hicieron todo lo que pudieron. Las personas del tipo 2 simplemente piensan que no merecían lo que tenían y entran en una burbuja sintiéndose víctimas desoladas que han fracasado por culpa de ser como son.

Alguna vez, por un día, sólo por un día, quisiera que no todo me importase tanto. Relajarme y pasar horas en una playa, sola, sin pensar que va a pasar después. Es agotador.


2 comentarios:

  1. Me sacaste un poquito de la bronca que tenía adentro. Supiste decir las palabras que a mi no me salen. Gracias

    ResponderEliminar
  2. Llegué desde Twitter, leí un par de entradas y me sentí muy identificada, tenés una forma muy linda de exponer tus pensamientos. Cuando tenga más tiempo voy a seguir leyéndote :)

    ResponderEliminar