5.9.09

¡Bienvenidos al siglo XX! A.C (Amor capitalista)

¿A que nos referimos cuando decimos que queremos encontrar a alguien?
Decididamente, yo, al menos, me refiero a… bueno básicamente eso: encontrar a alguien. Lo que sí no sé es si alguien para noviar. No, definitivamente no. Alguien para los domingos, para los feriados, para las tardes de lluvia y para cuando las chicas están ocupadas. Que me mande textos cuando estoy aburrida (sólo en esos momentos), que me llame cuando estoy mirando el techo. Y quizás si me copo mucho, alguien con quien planear un viaje, el cual no realizas con tu grupo de amigos por que siempre uno no podía, es caro de a muchos y la organización es un derroche de energía.
Solo y estrictamente en esos casos. No! Te digo, soy básica.

En realidad, no por que… me puse a pensar y… miralo así: Te quejas de la soledad, de lo inseguro, de que te sentis solo, de que necesitas aferrarte a un acompañante y compartir cosas de pareja bla bla bla, al menos mucha gente suele hacerlo, si vos no lo haces andate a jugar un doparti o a ordenar corpiños, la nota indudablemente no es para vos; prosigo..Si nos quejamos cotidianamente de esto que nos produce incertidumbre y confusión - por que por más que parezca simple es mucho más que eso, empezando por que hay gente que ha llegado a la depresión por no ser querida- hay que darnos cuenta lo que, realmente, es estar comprometido con alguien. Es, si lo analizas, algo bastante estúpido. Tenemos que pensar de a dos, dejar de hablar de un ‘yo’ y pasar a hablar de un ‘nosotros’, implicando acordarnos de que el otro tiene una boca que va a hablar, tiene una postura que va a tomar parte, tiene una vida que va a interferir. El hecho de juntarse con alguien solo aumenta nuestra inseguridad. ¿A quién tenemos que rendirle cuentas más que a nosotros mismos si nos equivocamos en nuestros pasos? En pareja rendimos cuentas por dos, es tarea pesada. El orgullo nace dentro de nosotros, claramente. Cuando no reconocemos algo que hacemos mal, es orgullo hacia nosotros mismos. Cuando no corregimos los errores, es soberbia para con uno mismo. Cuando nos sentimos culpables, es que aún no nos hemos perdonado. Cuando queremos cambiar nuestro físico, es que aún no nos hemos tomado cariño. Y así podría seguir eternamente.
Pero comprometerse es anudarnos las manos, suponiendo que alguien va a tener ganas de desatarnos. Es envolverse en algo sin saber que va a pasar a futuro, ¿que clase de seguridad es esa? El inseguro se vuelve aún más inseguro y el seguro se vuelve inseguro.
Ok, vos casado me vas a decir “aiii, pero lo haces por amor”. Vos soltero me vas a decir… sí, no se puede ser.
Yo te digo: ¡Bienvenidos al siglo XX! Esto es la sociedad consumista del día de hoy. Pensamos el amor capitalistamente, pensamos todo capitalistamente. Si no te sirve, lo tiras. Si te anda mal, lo arreglas. Si tiene algo que no te agrada, lo cambias. Total tenemos la garantía de devolución, los reembolsos, las muestras gratis.
Lamentablemente no podemos hacer una muestra gratis con una persona.
_ Disculpame, ¿podríamos tener sexo ocasionalmente, vivir juntos un tiempo y después tirar todo en un cestito de oficina por que se acabo el período de muestra?
Hoy no hay que comprometerse a comprar nada, siendo una cosa seria, por que, efectivamente, podemos devolverlo. O podemos tirarlo. La publicidad pasaría a tomar el papel de la seducción de los otros, externa a la persona. La publicidad se encarga de hacer que vos, (sí! Vos) tengas para elegir entre miles y miles de personas, digo… productos, pero con la ácida diferencia de que todos y cada uno de esos productos se maten por tener esa característica diferencial y más aún por que vos la veas. Quien no mejor que las mujeres para ejemplificar ese ‘matarse por ser la más linda, la más alta, la más top, la más bla bla bla’ que la otra. Y los hombres, a su manera, pero también. (El ejemplo de las mujeres es más claro).
Vemos a la relación como una inversión, gastamos dinero en ella, cuidamos su rumbo, nos mantenemos al tanto de cualquier cambio, pero si no funciona…
Creamos otro tipo de amor. El amor de cartera. Ese amor que lo llevas dentro, sobre forro de seda, entre delineador, pañuelitos y billetera. Para los hombres, de bolsillo, al lado de las llaves y los preservativos.
Ese amor que sacas y volves a guardar, el amor fugaz. Ese amor que podes tener cuando lo necesites y que no exige nada de ti, ni tu de el. Para tener este amor lo único que hay que jurar y volver a jugar es no involucrar en el juego a los sentimientos.
Cuando vemos que las cosas no están saliendo como planeamos o que ya no nos provoca lo mismo que antes, hay que alejarse. Esos amores están destinados y siempre lo estarán, a ser de cartera o de bolsillo. Son amores que en el interior sabemos que no son lo que deben ser para ser una relación hecha y derecha. ¡Qué trabalengua!
Esto me ha puesto a pensar en cuál es la manera para estar mejor y me he dado cuenta de que el amor es como la muerte. Son las dos cosas que más nos ofuscan, revolucionan y exitan en la vida. Llegan sin esperarlo y suceden en el momento menos pensado. La diferencia es que la muerte no da una segunda chance. ‘Bueno la próxima voy a morir mejor’
El amor sí, pero en esta materia, hacer la tarea no es suficiente, es siempre ver el vaso medio vacío. Por que no hay lecciones para luego hacer las cosas mejores. Pasará algo que encrespará tus planes y nuevamente no sabrás como actuar. Puedes aprender pequeñas lecciones pero jamás es suficiente. Por lo que el amor suele resumirse en inseguro, frágil e incierto. Ni siquiera puedo hacer otro resumen o cierre de esta nota que no sea el decir que la conducta humana de unirse no esta predeterminada, o sea, cada uno forja su propia historia como mejor puede: más o menos influido por la red global, las relaciones anteriores, las ganas, los deseos, el tipo de amor que busque.
Suerte con eso!


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