18.12.12

La pareja perfecta

Si yo les digo una pareja perfecta...Qué se imaginan?


Bueno, eso que están pensando es lo que NO es. La pareja perfecta sí existe. Saben cuales son? Son las parejas que tienen problemas, que tiene diferencias, que pelean... pero lo importante, lo diferencial es que pueden hablar. Es un proceso de construcción. Están desde el día 1 en construcción. Es una construcción constante que nunca termina, ¿por qué? Porque las personas van mutando y uno, en la pareja, debe ir entendiendo los cambios. Vos no sos la misma persona que eras hace 10 años, y uno va cambiando a medida que comete errores y adquiere experiencia. Se puede construir una pareja, pero uno tiene que dejar las inmadureces de lado. Tiene que aprender a posicionarse en un lugar responsable. No es fácil, pero tampoco es una ciencia compleja.

HAY QUE HABLAR, hay que compartir las alegrías y también las angustias. Siempre es más fácil reír con el que ríe que llorar con el que llora. Hay que saber acompañar en los malos momentos, pero también hay que saber ser feliz con el otro.
Las parejas jóvenes, por ejemplo, no saben/pueden compartir. Preguntale a una pareja jóven que comparten juntos. No saben que decirte, además de comer y coger. No tienen proyectos juntos, ni rituales, ni nada.

Las parejas grandes intoxican su vínculo con los miedos propios. No saben entregarse, no saben relajarse porque están tan pendientes de las cosas que no pueden resolver que contagian esas energías a la relación misma, haciendo que esta se pudra.


Acá viene la parte de los tips:

En primer lugar, una relación perfecta es un equilibrio entre distancia y acercamiento. Existen las parejas que no se ven nunca y las que se ven todos los días, pero llega un momento en el que o te asfixias o te sentís solo. Por eso, es importante saber medir, equilibrar lo lejos y lo cerca.

En segundo lugar, una relación se sostiene sobre los logros de ambos. Uno es uno por sí mismo y no por el otro. Las personas TIENEN QUE TENER SUS SUEÑOS PERSONALES, un sueño NO depende del otro. Uno no se puede definir a partir del otro. Te podes ayudar o soportar en el otro, pero no depender de él.
No vivir la vida del otro, es un pilar fundamental. Porqué no soñar algo propio? Comprartirlo con el otro, pero vivir un sueño propio. Saber reírse. Saber discutir: hay que saber plantear problemas, hay que saber no humillarse.

No tomarse las cosas a modo personal, es otra que hacemos las mujeres:
Ella: Y? Como te fue hoy en el trabajo?
Él: Bien.
Ella: Bien??..pero contame!
El: Nada, bien, que queres que te cuente? Un día normal.
Ella: *se enoja*
Hay mujeres pegoteadas y en el otro extremo están los hombres disgregados. Ella lo quiere meter a él en el pegote, le pide que le cuente como le fue en el día y él le responde: Ya te conté, te dije que me fue bien. Lo que ocurre es que para él amor significa: No me atosigues y para ella el amor es: Contame todo.
También pueden ser los dos pegoteados, o los dos disgregados. Lo importante de esto es entender que cada uno fue educado y es de distintas formas, y saber decodificar en el otro qué es desinterés y qué es un rasgo propio del carácter y/o de la cultura familiar.

Siguiente:
Aquellas cosas que son fáciles, aquellas relaciones que son apuradas a formarse, no son igual de valoradas que las que nos costaron más. O sea TE TOMASTE TIEMPO PARA CONOCERLO? SALISTE? Te diste el tiempo a vos mismo para saber con QUIÉN carajo te estabas juntando? No te parece IMPORTANTE conocer a la persona con la que, si todo sale bien, dormirás el resto de su vida?
Hay que aprender a controlar el impulso y la intuición frente a conocer a una persona.
SOBRE TODO LAS MUJERES, tienen una urgencia por juntarse. Ya sea por que les dijeron que está grande, ya sea porque quiere tener un hijo, ya sea por que sus amigas están todas en pareja y se junta con cualquier cosa que se les cruce que sea hombre, para después investigar si esa persona es realmente con quien quieren estar; pero ya es tarde.
Y ahí empieza... infidelidad, violencia verbal, física, desinterés. Cosas que hubieran visto si se hubieran fijado antes con quien se metían.
Es típico en las mujeres de hoy en día: levantarse, mirarse al espejo y odiarse. HAY QUE RECUPERAR LA ESTIMA, CHICAS. Para terminar con el maltrato ajeno, hay que empezar por el maltrato propio.
NO HAY QUE FORMAR PAREJA PARA SER FELIZ, HAY QUE SER FELIZ Y LUEGO FORMAR PAREJA.

Los hombres tampoco se salvan:
Todavía está el mito de que formar pareja es perder libertad.
"Quiero disfrutar la vida"
"Todavía soy joven".
El problema, chicos, no es perder la libertad. Cualquier persona que tiene una pareja emocionalmente equilibrada no siente que pierde la libertad. El problema es que, existe hoy en día una tendencia a formar parejas sin conocerse, sin compartir, sin comunicarse.
Hay gente que no termino de hacer un duelo y ya esta saliendo con alguien. Así no se puede, chicos.
Hay que estabilizarse mentalmente antes de juntarse. Es como querer tapar una mancha con una mancha más grande. Unas cuantas salidas, se "enamoran", se ponen de novios y después al mes se están quejando que ella es celosa o controladora y es culpa de ustedes, por no darse el tiempo suficiente para conocer al otro.


He dicho.

24.9.12

El cólera en tiempos de amor.

Creo que todo es mucho más feo de lo que parece, las películas nos muestran, los viejos nos cuentan.
Forjar una relación de pareja APESTA, digan lo que digan. Muchos dirán que hablo así porque estoy sola y es de resentida hija de puta. A esos muchos les digo: váyanse a lavar el orto. No es por eso, boludos.
Es porque es así. Es porque este siglo trajo consigo un mundo nuevo de tecnologías, medios de comunicación, innovaciones que nos ayudan a comunicarnos, alejándonos.
Nos engañan suponiendo que nos acercan, cuando lo único que logran es enfriar lo cálido de las relaciones y alejar lo lindo de estar cerca.

La primer salida


Con un pucho en la mano, veo, desde la cama, la luz del Blackberry titilar en el escritorio. Hoy en día, y por como está la sociedad, podría ser desde una amiga diciéndote que se va del país, tu primer novio de hace 50 años diciéndote que todavía te ama, un mensaje de difusión político de un 'activista' de country belicoso que está aburrido porque se quedó sin internet o alguien que te 'regala' un 0km.

Agarras el teléfono, preparado para la aventura, y es ese pibe, piba, lo que sea que te guste.
La charla se extiende una hora, dos horas, entre espacios de tiempo entre respuesta y respuesta, contestaciones monosilábicas y anécdotas pelotudas y vanales que de alguna manera llegan a convertirse muy amorfamente en una invitación a verse.
La invitación de hoy es borrosa, no es lúcida, es insegura y vanidosa. Es un:
"— Si queres nos vemos, pero si queres. Capaz en realidad no tenes ganas, igual ahora que pienso capaz yo tampoco, eh? Igual no se, después más sobre la hora vemos.
— Pero en teoría nos veíamos en dos horas, como lo vemos más sobre la hora? Yo me tengo que cambiar ponele.
— Bue, por eso si no queres, todo bien.
— No, pero si quiero. Bah el que me parece que no quiere sos vos que estás estirand...
— Yo no estoy estirando nada... "
Y otras conversaciones por el estilo... Ya no existen las expresiones claras.
3 de 10 conversaciones como éstas realmente se concretan. Es algo así como que los astros se alineen. 

La salida es en un bar de Plaza Serrano o, en su extremo de creatividad, algún otro lugar un poco menos trillado.

Dura todo un promedio aproximado de 3 horas y media, en las que la charla se resume un poco en: Me gustan los gatos. Sí, corte con la minita hace 3 meses, estaba re loca. Mis viejos se separaron ayer. Qué lindo es Paraguay, una vez fui. No me gusta el vino. Con los chicos siempre jugamos partido los domingos. Las pibas son re fiesteras. Me drogo de vez en cuando. Dejé la facultad. No sé si estoy para ponerme de novio, las cosas se van viendo, tiene que fluir.

Y te vas de la 'primera cita' con la sensación de que perdiste el tiempo, de que fue una mierda, de que ambos géneros están todos en pelotudos, y de que esta es una edad de mierda para tener la edad que tenemos.

Sí, quizás, esté generalizando y siendo muy negativa, pero capaz esté diciendo algo que muchos no quieren admitir: A las relaciones, más que los medios, la destruimos todos nosotros.

Las destruimos dejando que los malentendidos se hablen por BBM, que los primeros 'te amo' sean usando los números gratis y que las primeras salidas sean en Plaza Serrano y tengan menos de especiales que la imagen de un plato de un guiso de lentejas.


Posible Solución


Quizás sea medio pelotudo, pero los lentos se bailaban por algo. Capaz, en ese momento todavía había gente creyendo que el ser humano SÍ tenía sentimientos y necesitaba un espacio para poder manifestarlos, sin estar drogado, en pedo, o escondido detrás de un chat.


Una de las maneras de pelear contra esto es la sinceridad brutal, desmedida, de los que queremos y de lo que somos. Porqué no poder decir libremente: Me quiero enamorar, sin que algunos tipos que te rodeaban salgan corriendo. O, ¿porqué no al revés? Porqué no poder decir: Sinceramente quiero una relación física solamente y plantearlo desde un primer momento, aceptando consecuencias obviamente.



Hablar sin filtro genera problemas, pero filtrarse el cerebro entero les aseguro que genera PEORES angustias.

Quiéranse, digan lo que sienten, sean sinceros con el otro desde el momento 0 (no especulen a ver si el otro entra o no en su jueguito, no da ser tan hijo de puta), diviértanse, piensen en lo que les haga bien, sufran sólo lo suficiente, no exageren. 

Posible teoría


De chicos éramos más inteligentes (y menos pelotudos) que ahora.



Les dejo set para que relajen: 




12.8.12

Tipo 1 y tipo 2

Existen dos tipos de personas: las personas que pueden sentarse en una playa, solos, por horas y las personas que no, porque pensamos. Pensamos todo, no podemos evitar pensar en todo. Calcular, estimar y sacar hipótesis acerca de lo que es, pudo ser o será. Necesitamos respuestas, resultados, indicios. No podemos vivir sin pensar que es lo que pasa. Nos daña la ansiedad, los nervios, lo que sea.
Les presento a las personas del tipo 1 y las personas del tipo 2. Yo soy una persona del tipo 2.


Más difícil que mantener satisfecho a un otro, es mantenerse satisfecho a uno mismo. Somos tan incapaces de definir que queremos realmente que nos vamos tropezando con cuanta cosa creemos querer y nos encaprichamos con eso. O hasta nos obsesionamos. Cuando, finalmente, lo obtenemos, ya estamos queriendo otra cosa.
Separar necesidad de deseo es algo que nunca sabré como hacer. Es difícil hacerlo cuando hay una sociedad por detrás intentando coartar lo que esta o no esta bien para ellos.
Es inminente que si has crecido entre un grupo de amigas que estuvieron toda su vida en pareja, y vos no lo estás, seas el bicho raro. O al revés.
Si toda tu vida estuviste rodeada de amigas en pareja, es probable que lo que conozcas como normal es eso y estar sola te hará sentir como "la que no puede".
Si fuera al revés, y todas tus amigas o conocidas están en su mayoría solteras y tu no, también sufrimos. Y volvemos a ser "la que no puede".

Estar tan determinados por lo que nos rodea y por el momento que vivimos es frustrante.
Es saber que cada cosa que hagas no surgirá efecto porque siempre habrá una factor x que destruirá tus planes y te hará volver a sentir miserable.

Lo que es complicado es mantener la fuerza, si nunca sabemos si estamos yendo para el lado correcto. Es ese "¿y si no era?" "¿y si sí era?".
¿Y si sí era el amor de mi vida y lo estoy dejando ir?
¿Y si al intento siguiente iba a ceder?
¿Y si en realidad no era la decisión correcta?
Y así... La duda, el miedo, la inseguridad, la necesidad de certezas que se repiten como un loop interminable de fracasos, todos igual de dolorosos, por algo que nos ciega completamente: La ilusión, la esperanza, la maldita idealización.

Esperar que alguien cambie, esperar que alguien nos ame, nos quiera más, valore, respete. Una pareja, un padre, un hermano, un amigo, un hijo que no nos trata como merecemos ya basta para tirarnos al piso y dejarnos abofetear porque no podemos dejarlo, ni pedirle que cambie.
Nos levantamos todos los días y somos felices, tan sólo por ese segundo que no sabemos bien donde estamos, hasta que recordamos ese dolor que nos vacía el alma como una aspiradora de porquería que se queda con todas las ganas de levantarse y de vivir.
No se ve cerca ni clara la solución o manera de solucionarlo. Cómo se dice "adiós" tan fácilmente si hay una pequeña (o MUY GRANDE) parte dentro que nos grita: TODAVÍA HAY UNA CHANCE DE... Y el tiempo la va apagando y todo vuelve a la rutina de nuevo, hasta que algo más te vuelve a provocar ese dolor.
Hay quienes no estamos preparados para aceptar que los vínculos tienen tanto de dolor, como de alegría. Es simplemente inaceptable saber que sufriremos así o peor muchas veces más a lo largo de nuestra vida y que, lo más probable, es que por culpa de cometer los mismos errores.

Lo peor de todo es que nos odiamos por como somos, y cuando nos cruzamos con las personas del tipo 1, que viven hoy hoy hoy, nos volvemos fan de ellos, los admiramos (es simplemente no entender como hacen para que todo les importe tan poco - o al menos eso es lo que pareciera-) y, tristemente, los imitamos.
Los imitamos lo más que podemos, mientras todo lo que hacemos nos hace ruido, aguantamos lo más que podemos: una semana, un mes, un año. Yo no aguanto ni 2 días.
Hasta volver a ser lo que somos, gente que le gusta planear, pensar, tener todo bajo control. Lo no planeado nos asusta.

Todavía no estoy segura de que las personas del tipo 1 sean las realmente felices, pero desde mi mirada medio trágica del mundo creo que sí. Nosotros, tipo 2, vamos esperando que las cosas pasen y las imaginamos tanto tiempo en nuestras mentes que cuando ocurren, por supuesto, nunca son suficientemente lindas, o pomposas como las soñamos. O peor, NUNCA PASAN.Trágico, no?

Siempre pensé que las personas del tipo 1 y las personas del tipo 2 marcan su gran diferencia, ante un tipo de situación: Cuando son abandonadas por alguien querido, las personas del tipo 1 corren a buscarlos para agotar todo tipo de chance, y si no funciona algo las hace estar tranquilas de que hicieron todo lo que pudieron. Las personas del tipo 2 simplemente piensan que no merecían lo que tenían y entran en una burbuja sintiéndose víctimas desoladas que han fracasado por culpa de ser como son.

Alguna vez, por un día, sólo por un día, quisiera que no todo me importase tanto. Relajarme y pasar horas en una playa, sola, sin pensar que va a pasar después. Es agotador.


28.5.12

Entender las soledades

Soundtrack:  Creep by Ingrid Michaelson on Grooveshark


Nunca puedo ponerle un título a una entrada del blog antes de empezarla, es como que ese título que escriba no va a estar completo. No va a estar completo porque no tiene esa carga emocional que se va gestando mientras escribo. No lleva las palabras exactas que mientras avanzan las letras van surgiendo. No expresa lo que al terminar de escribir quiero que exprese.
Así somos los seres humanos, difíciles de titular en primer lugar. Queremos, antes que todo, elegir un nombre, antes que nada, elegir un título que exprese como va a ser lo que vivamos después. Elegir supuestos futuros que queremos vivir y lugares donde añoramos estar. Creamos un mundo paralelo que ordene nuestro universo mental del ahora para poder vivir en paz. Que nos quite la inseguridad del hoy, que nos de la seguridad de que todo va a salir como queremos, de que nada va a ser distinto a como lo titulamos porque, por más nombre que le pongamos, a cierta etapa, relación o momento de nuestra vida, siempre terminará careciendo del suficiente significado. Es que es tan difícil vivir primero y concluir luego.
A veces necesitamos anteponernos al "no se que va a pasar" creyéndonos que podremos adivinar de que se trata para que la sorpresa no nos agarre desprevenidos, nos rompa el corazón y deje llorando en una esquina un martes a las tres de la mañana.
La incertidumbre es lo que nos quita el sueño, la posible equivocación futura... que todo lo que pensamos que era de determinada forma terminará siendo de otra. Miedo a estar solos.
Es tan fácil sentirse solos. No cuenta la cantidad de amigos, ni las veces que volvemos borrachos a casa, ni la cantidad de fiesta a la que vayamos, ni las muchas personas que nos digas que somos buenos, divertidos o geniales. No importa nada, no importa tener pareja, ni familia, ni un grupo de 40 amigos. Cuando se siente solo es una soledad que no la opaca nada ni nadie, es soledad en su mejor expresión. 
Es no encontrar una canción que vaya acorde a nuestro sentimiento, es no encontrar las palabras justas de aliento, es no tener ganas de levantar el teléfono y pedir ayuda, es tener ganas de todo y nada a la vez. Es estar sola, al final del día, en una oscuridad no trillada que puede ser un salón de estruendosas luces o un cuarto descuidado.
Es la desesperación de no saber que necesitamos. Inseguridad de vuelta que viene a hacernos preguntarnos a nosotros mismos: ¿Estoy bien? ¿Qué es lo que hago? ¿A donde estaba yendo? ¿Voy bien? ¿Siempre voy a estar insatisfecho?
Todos somos tan distintos y pensamos en tantas cosas diferentes que a veces parece imposible que alguien alguna vez llegue a entender bien qué es lo que hace o de qué se trata esto de vivir. ¿Lo importante es pertenecer o lo importante es estar cómodo?
Sentirnos especiales o sentirnos parte es una manera de buscar encajar, de sentirnos parte de algo para no sentirnos solos. El humor, el cinismo y las adicciones, como maneras de buscar ese "algo" y de anestesiar esas incertidumbres e inseguridades. Entiéndase adicciones como cualquiera estas sean, un trastorno, una droga, una persona, una actitud, una personalidad.
Creo que ya sé como se va a llamar esta entrada.






10.3.12

La JOYITA de la familia

Imagínense que el tipo está indignado por que me tomo un taxi por 5 cuadras o por que ahora, en este mismo momento, en mi cama hay paquetes de Skittles vacíos. O porque ayer salí y hoy hay olor alcohol en la pieza.
El tipo está decepcionado con la vida que llevo. Ahora, que ilógico ¿no?, creí que el que tiene que estar contento de la vida que lleva es uno mismo. Se suponía que era suficiente. Pero no, no lo era.
Por eso vino la era del dolor de concha. Un suave pero agudo dolorcito genital provocado por el cansancio mental que provoca LA FAMILIA.
Qué groso poder patear mi propia mugre y estar conforme. O qué groso poder levantarme en tetas y comer el sánguche, dejando que las migas caigan sobre el sillón.
Pero, en lugar de eso, lo groso es el espesor de mi paciencia que estaría por estallar si hay que seguir viviendo acá, queriendo a estos boludos y, además, leyendo a los boludos que quieren a sus familias. Por que los hay, lo puedo demostrar con pruebas:
Cataratas de fotos a los desagradables besos entre ellos, con abuelos babeados, en el geriátrico, invaden las redes para recordarnos lo crudo que es el mundo. Lluvia de comentarios como "a vos, papá, que me miras desde el cielo", cuando el pobre tipo esta bajo mil tierras y forros usados.
Lo gracioso, si es que le asignamos algo de gracia a este terrible carma que es la familia, es que todas son distintas pero igual de insufribles. 
Casi que hasta se pueden clasificar. Tenes a la familia a la que yo le llamo la familia "Mambito británico". Todos los integrantes se creen un poco más de lo que son. Tienen una patología similar a la de esos piraditos que miraron mucho Dragon Ball Z en la adolescencia y ahora hacen aikido, llevan sushi en la luncherita de Hello Kitty, se masturban mirando manga y su avatar de Twitter es la cara de Sailor Moon. Alguno de los padres es profesor de inglés, en general la madre. A penas egresó de la facultad y ya se rebautiza como monja, pero en vez de ponerse Sor Juana o Sor Consuelo, las ex Margaritas renacen como Miss Margaret y las Patricia, como Miss Pat. Ellas, por sobre todo, y su familia por una cuestión de contagio pegajoso, creen que no están aquí, sino en Inglaterra. Cuando se despiertan, el padre lee The Times, se preparan eggs on toast, miran la BBC y en sus diálogos casuales incluyen - como fórceps- un slang británico incompresible para el resto de la gente. Los hijos leyeron todos los libros de Harry Potter y escuchan Robbie Williams. En general esta clase de familia vive en una especie de burbuja química (que esperemos que sea venenosa para el aire que respiran) que se aplica a todos los tipos de profesorados. Los de educación física, llenan la casa de pelotudeces de gimnacio. Las de biología, de VHS con documentales de NatGeo mal grabados, y así... Pero todos comparten una característica: Ninguna familia parece tener carácter, a todos les falta.

Pasamos a la familia "primeriza". La pareja se casó hace 4 meses y ya tienen dos hijos. Ambos tienen 28 años y entienden igual de la vida que una persona que inhaló unos 5 kg. de Poxyran.
La casa parece la de "Los tres chanchitos", se derrumba con un soplido. Como los padres no pueden controlar al malón de vagos y agrandadas que le tocaron como hijos, se angustian y eligen los peores recursos para sofocar un motín: Ella pega gritos quebradizos, los acusa frente
al padre o rompe en llanto en la mesa de la cocina. Él, se va de la casa y vuelve a la madrugada.
Los padres y también sus hijos, a medida que crecen, renuncian repetidamente a sus mediocres empleitos part y full time. En general, ella es chiquita y trabaja en mil lugares para llegar a fin de mes y él es remisero.  Para fin de año, los pibes se aburren de que les griten o ignoren y se empiezan a drogar.

No podemos olvidarnos de las familias "Entusiastas". Ella y el hacen de todo, salen a correr, van al club, toman sol, hacen dietas y siempre tienen un speach insoportable acerca del optimismo en la vida. Ambos se niegan a aceptar que su ética de vida es un comodín de relleno que no le importa a nadie, y menos a los hijos. En su tiempo libre, los entusiastas hacen manualidades como pintar la casa, o reparar el marco de un cuadro viejo. En general son adinerados, pero lo hacen ellos porque en la Vogue salió que las actividades de a dos son afrodisíacas. Entonces si la Vogue dice que se tienen que meter un pepino en el culo para que llueva, lo hacen. Todo siempre de a dos. La hija se anotó en Gran Hermano, y no quedó. El pibe toma anabólicos.

Y, por último, la familia "vieja perinola". Ellos tienen 80 años y un hijo recién nacido y no entendes cómo. Poseen siempre más de 3 hijos y todos son de edades espaciadas y hasta, a veces, de distintos padres. La casa siempre huele a polilla, naftalina y todo eso. En general el padre tiene alguna anomalía bucal y escupe cuando habla, por lo que los hijos tienen vergüenza de llevar amigos a su casa.
Se arman discusiones constantes, en las que todos terminan gritando. Los hijos mas grandes se van a dormir de sus novias y los más chicos se encierran con llave, mientras los padres, ancianos, siguen gritándole a la nada cháchara inconexa y digreciones antiguas a cerca de la vida. Ambos, en especial ella, se va por las ramas y opina sobre todos los temas (desde política internacional hasta trucos para el ViceCity). El padre le toca la cola a la vieja cuando pasa por al lado, mientras los pobres pibes se sacuden nerviosos del asco.

Todas y cada una de ellas son la muestra fehaciente de en lo que nos metimos desde el day one en que nacimos y, muy inocentemente,  nos lavaron la cabecita. 
Cáguense de risa pero yo estaba segura de tener el recuerdo de la risita frívola de la partera mientras me lavaba. Se estaba cagando de risa de mí. Cuánta razón!