19.7.09

Mi cubo Rubik *

Dicen que siempre que uno toca fondo ya no se puede esperar nada peor, que lo único que puede suceder es mejorar poco a poco. En eso estamos… esperando el cambio. Wow, suena como slogan de campaña política: “Esperando el cambio…”. Pero es que de verdad no creo que se pueda esperar otra cosa. Cuando siento que ya no tengo fuerzas para hacer nada, esos días en que nada te motiva, ya ni siquiera te salen las lágrimas. (Ojala te salieran, para descargarse un poco, pero no). No vemos, por más que demos mil vueltas a la rotonda manera de ver otro paisaje, de salir, de dejar de ver siempre la misma porquería. Sintiéndote un extranjero, donde sea. No estas cómodo donde estas, no donde estuviste, ni donde vas a estar.
Toco fondo, pero no tengo el valor de volarme la cabeza de un tiro. Soy una depresiva y, encima, un depresiva cagóna. Lo que suele deprimir aún más.
Sabes cual es la solución física del malestar corporal:
a) Llorar hasta quedarte dormida
b) Sacarte el nudo del pecho con una cuchara
c) Desaparecer debajo de la tierra
d) Abrirte la cabeza con un abre-lata, sacarte el cerebro y ponerlo en remojo.
e) Tener un switch de apagado.
Pero… no sabes hacerlo, mejor dicho, no podes hacerlo. No te sale, ¿cómo no culparte?
Te asombras de cuán distinto del resto de la gente podes llegar a ser y a la vez de cuán igual. Cuando estas deprimido crees, realmente, que vos sos la única persona que no puede salir del pozo… Pero, parte de esa salida, suele ser: comenzar a ver cuanta gente esta a nuestro lado, en ese mismo pozo. Tan iguales y tan distintos entre sí. Nosotros, la gente, solemos estar muy trillados. Decimos lo que nos dicen que digamos. Hacemos lo que nos digan o conviene hacer. Lloramos lo suficiente cuando hay que llorar. Nos enojamos cuando algo nos hace enojar.
¿Por qué es tan difícil cambiar? ¿Por qué es tan complicado ser diferente? Llorar más de lo que haya que llorar. No enojarse cuando nos tendríamos que enojar. Decir algo más de lo que haya que decir y actuar distinto a como deberíamos actuar.
Yo quiero cambiar, no quiero el mundo típico que viene en el plan básico de vida: blanco, negro, con gripe A, violadores y en dónde los cigarrillos se acaban. Quiero uno mucho más rojo, quizás amarillo. Mejor verde esmeralda. Dónde, si algún día caemos y nos deprimimos, luego no nos de culpa sentirnos bien cuando lo llegamos a lograr. Dónde la moda venga por la sonrisa constante, algo así como consecuencias del botox.
Pero… Lee las boludeces que imagino. ¿Quién daría más de 2 mangos por una loca atolondrada y soñadora, que lo único que quiere es salir de lo común? Salir del hecho de que el sol sale de día y la luna de noche. De que las mujeres son histéricas y el hombre, el macho cabrío.
Muchas mujeres saben, fervientemente, lo que quieren. Los hombres lloran. Existen los eclipses. La luna en verano esta desde las 3 de la tarde.
Vivamos hechizados. Vivamos en días de eclipse.
El error esta en el desvío, en querer cambiar lo incambiable, de lo que me siento culpable. Pero es ESO o aceptar vivir la vida como te la impongan. Vivir pensando que NO podes con eso. Vivir creyendo que jamas va a llegar. Vivir haciendo angelitos en mierda.
¡Sí! Lo admito. Soy rara y bastante cínica, pero no puedo ser diferente. Me resigno a que las cosas buenas que tengo me dejen. Me resigno a cambiar. Es lo único que faltaba en este mundo: Que lo malo siga malo y que lo bueno me presente telegrama de renuncia. Yo no estoy dispuesta a aceptarlo. Que lo bueno trabaje menos horas, le daremos beneficios y tickets canasta, pero que no renuncie. No renunciemos a lo que nos hace bien, pero sepamos saber que cosas son las que nos hacen realmente bien.
En esos momentos donde queres tantas cosas…
Te quiero ver, pero quiero que ME veas primero. Quiero darte un beso, pero quiero que me beses primero. Quiero cambiar de posición, pero no quiero que se arruguen las sábanas y quiero estar bien, por sobre todas las cosas, sin tener que mover cielo y tierra para equilibrarme.
La clave no creo que esté en abrir la tierra en dos y que pase lo que pase, ni en buscar la cuchara más sopera del cajón para sacarnos el nudo. Creo que lo mejor es mover cubito por cubito, tipo cubos *Rubik, ¿viste?, para formar todas las caras del mismo color. Que cada color sea el final de cómo queremos que quedase cada aspecto que alguna vez nos hirió y pudo con nosotros. La resolución de cada herida abierta.
Luchar contra nuestras antítesis y ‘auto malentendidos’. Tomar lo que nos haga realmente bien en la vida y hacerlo valer, como los últimos mangos de fin de mes.

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