7.2.11

Canción de cuna

Cuantas cosas hay ahí detrás... Detrás de un cielo turbado al violeta oscuro, completo de lluvia y amenazando escupir hasta la última gota de rencor sobre nosotros.
Por que de repente lo que esta bien, esta mal. Lo que parecía tan claro, es tan oscuro. Lo que creíamos como bueno, es malo y todo lo que nos hacía bien, ya no lo hace.
¿Por qué cometemos tantos errores?¿Por qué es tan difícil encontrar la cura a esa enfermedad?
Detrás de ese cielo hay tanta gente que espera algo de el. Se asoman a la ventana y miran hacia arriba, como si de allí fuese a caer una solución, una idea, un estar más lindo.
Desean con toda su fuerza que sea el fin del dolor y el comienzo de la alegría. Mientras muchos sufren, otros muchos son felices y las cosas cambian, todo el tiempo.
He llegado a creer que todo humano necesita que constantemente algo o alguien los esté haciendo sentir buenos, importantes, suficientes para el mundo.
Cada vez que alguien no les es suficiente, ya sea con una llamada que no llega, con un beso que no es como el soñado, con una sonrisa no entregada, con un vacío... repentinamente todo se acaba, los hace temblar en la cama, no dejándolos dormir. Con un miedo que les desgarra las cuerdas vocales, tal como si, estando en la oscuridad, no vieran la puerta abrirse y no escucharan que algo viene por ellos, a buscarlos, a llevárselos a un lugar horrible, húmedo.
Miran el cielo con tantas fuerzas que hasta parecieran ver lo que desean. Qué es de la vida de un ex amor, que fue de la vida de esa persona a la que nunca le dijiste eso que tanto querías decirle o, simplemente, a esas personas que ya no están, una madre, un padre, un abuelo.
De pronto, todo se torna tan confuso y se siente como si miles de arañas nos comieran, pedazo a pedazo.
Caminamos por la calle y nos miramos a los ojos, vagamente, desconfiando... Llevamos nuestro particular andar que dice quienes somos y cómo vivimos. No nos detenemos a pensar como es que todos somos algo de intrínsecos y distintos, pero, a la vez, muy iguales.
Me da nostalgia recordar cuantas personas pasan por nuestras vidas y nos enseñan algo. Otras, quizás, no nos dejan nada, pero todo siempre termina girando al rededor del tiempo... Quién nos quita y nos da todo. 
El hombre, preocupado siempre por tener el control sobre todo, es desafiado por el inconsciente que lo desafía, demostrándole que eso no será nunca así. Para poder volvernos más locos, el tiempo vino a demostrarnos que nuestra vida tampoco podía luchar contra el. Por muchas ecuaciones de física y química que hiciéramos, reflexiones y brillantes pensamientos que pudiéramos tener, premios que podríamos ganar, nada era suficiente.
Siempre habría algo que no podríamos controlar: El tiempo y el inconsciente. Envejeceremos, olvidaremos y siempre habrá cosas que nunca sabremos de nosotros mismos, actos fallidos y hasta los sentimientos propios más oscuros que nunca conoceremos.
Todas esas cosas que vienen y se van de la mente, esos sentimientos que se acrecientan y desaparecen. Lo que nos hace temblar... la canción de cuna que no nos deja dormir.


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