1.10.09

entre suspiros infelices

No pudo controlar que los ojos no se me llenen de lágrimas cada media hora o menos. Necesito entender por que cuando uno se esfuerza tanto por conseguir algo y lo logra, SIEMPRE otras cosas que habías dejado en descanso comienzan a falsear.
Quizás es pedir mucho, quizás es buscar una perfección que no existe. No lo sé. Lo que si se que esto me esta generando una descompensación importante, algo quizás para algunos tan insignificante, para mi tan intenso. Creo que hasta vi lo peor de lo peor acercarse a mi futuro cercano. Por que eso es: un futuro muy cercano. De repente me encuentro habiendo descuidado o habiéndome confiado en eso que creía imposible de pasar y que finalmente pasó.
Sólo un poquitito, sólo un poquito más para alcanzar una estabilidad deseable y algo que JAMAS esperaba se me tiró encima de la peor manera. Me miró de reojo, con esa mirada fría y calculadora, con tintes de superioridad y vergüenza ajena, vergüenza de lo que mira. Y decidió atacarme dónde más duele: en mi confianza, en mi auto-seguridad, en mi orgullo, en mi parcial felicidad.
Me derrumbó de un knock out, tanto que me hizo llorar como nene chiquito, después de mucho tiempo. Casi no recordaba como era llorar, largando suspiros, escondida y respirando entre cortado.
Por eso ahora tengo miedo de caminar, miedo de actuar, miedo de respirar. La seguridad que tenía de mi se cayó de un precipicio, se tomo un frasco completo de Rivotril. E intento convencerme de que la seguridad no viene o se va, la seguridad la hago yo misma, pero juro que no puedo. Juro que la debilidad trae más debilidad, por más fuerte que físicamente o mentalmente seamos. La inseguridad me da miedo a mirar a la cara a eso que tanto me lastimó y decirle: Sí, fracasé, pero no pienso parar ni arrugar hasta mejorar mi situación.
Pero... tengo miedo. Tengo miedo de que todo me salga mal y de que de pronto me vea ante uno de mis mayores temores de la vida: Fracasar, sentirme incapaz. Saber que algo que sólo puede ser manejado por mí y por mi voluntad de hacer, me vence. O sea, vence mi voluntad, me vence a mí.
Ok, lo peor de todo es que cada 5 segundos la idea me revuela en la cabeza, estallándose de risa y burlándose como mejor puede e intento sacarla. Intento olvidar que eso realmente pasó, para después darme cuenta de que si me olvido lo único que voy a ganar es perder.
La paradoja: Tengo que sufrir acordándome de la derrota, para ganar a futuro. Es como una desilusión amorosa, quisieras borrarla y olvidarte por completo de cada detalle, pero cuanto más te acuerdes de ella más sabrás como manejarte después. El típico “aprender de errores”, que frase que odio tanto.
Que cosa más horrible que le pongan un tono optimista a algo tan amargo. Baila que la vida es corta, no me funcionan las piernas más que para dejarlas tiesas. No temas si vos podes superar tus miedos, gracias…pero los sigo teniendo. No mires atrás, pero todo eso me atormenta. Sabemos que son malas decisiones pero es muy duro hacer las cosas bien. Tomar caminos correctos implica madurar, implica sufrir, implica sudar la camiseta.
No estoy lista para eso. Hoy dormí toda la tarde, fue algo tan hermoso. No recordé en todo el día lo que me había pasado. Pero… no quiero ni contarles cuanta fue la angustia que me avasallaba en esos momentos en que me desvelaba, por lo que prefería seguir durmiendo.
A veces querría dormir para siempre. No se que voy a hacer. No quiero contarle a nadie me avergüenza. Me doy vergüenza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario